Cuando paso días fuera de casa como es esta semana me suele pasar que me cuesta centrarme más de lo normal. Mi cabeza va a toda velocidad pensando sobre todo en dos temas: los frentes laborales que tengo abiertos y la logística en casa (viene de cine esto con #eldíainternacionaldelamujer ¿verdad? 😛 ). Y esto suele degenerar en no estar “presente” lo que me gustaría.
Así que el Síndrome del Pensamiento Acelerado (SPA, Augusto Cury 😉 ), se me dispara…y es algo que no me gusta.
La otra noche de nuevo, me di cuenta de cómo podía llegar a influir esto en la relación con los niños y en la simple ESCUCHA, tan necesaria para el entendimiento.
David contaba a su abuela con el entusiasmo de un niño de 7 años (que es azul o “Mente pensante” como dice el libro de Clara Peñalver: tranquilo, pausado, detallista, concreto…) la película de los “Guardianes” que habíamos visto el día anterior todos juntos en casa. Conforme hablaba él, me descubrí a mi misma intentando adelantarme a lo que contaba, dando mis aclaraciones e intentando que fuera más rápido al hablar….. ¿Por qué hacía yo esto?. “Venga hombre, Noelia, déjalo contarlo con calma”- me dije.
En mi aceleración, no le dejaba expresarse y lo peor, es que no le escuchaba. Nada que ver con lo que hacía su abuela, que acompañaba a sus frases con afirmaciones con la cabeza y sonrisas desde la calma, escuchándole tranquila y sin intervenir.
Escuchar de verdad implica olvidarse un poco de uno para centrarse en el que tenemos enfrente que normalmente es muy distinto a nosotros. Por lo que cuando diga algo que no compartimos, de manera diferente a como lo diríamos nosotros, probablemente nuestra mente quiera intervenir.
Con los niños nos pasa mucho esto:
Y a ellos lo que les pasa es:
Para ayudar en esto de la escucha que como he dicho debería ser olvidándonos un poco de nosotros, centrarnos en TODO lo que dice el otro (incluído su lenguaje corporal) y prácticas la empatía, podemos identificar a los que tenemos enfrente y adaptar la comunicación según el comportamiento que les vemos (los niños de COLORES 😉 ):
• Niños callados, observadores, tranquilos, serios, perfeccionistas, “cuadriculados” (niños azules).
•Niños que se lanzan, que expresan de manera rápida, perfeccionistas, que les gusta ganar, algo dominantes, impacientes, que se aburren rápido (niños rojos).
•Niños tranquilos, constantes, poco habladores, amables, que se bloquean con la velocidad y los cambios continuos (niños verdes).
•Niños habladores, alegres, que les encanta contarte todo con todo detalle, muy rápidos, que saltan de una cosa a otra, se olvidan de los detalles (niños amarillos).
Os dejo alguna recomendación para cada uno, que recordad pueden mostrar varios comportamientos.
A ver si con estas pistas podemos mejorar nuestra comunicación a cada uno, si probáis, ya me contaréis.
hasta la próxima. 🙂
Puedes escucharlo aquí:
p.d: ya os lo he dicho, pero recomiendo mucho el libro de Clara Peñalver (en el mío explico también mucho en el capítulo de comunicación) porque se puede sacar mucho de lo que os he contado aquí y tantas veces hablo en las conferencias: Aquí.
p.d1: YA MI PRIMER LIBRO A LA VENTA donde trato este tema de manera muy concreta en el capítulo «La importancia de saber comunicarse» y mucho más, información aquí: http://www.esferalibros.com/libro/no-seas-la-agenda-de-tus-hijos/
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[…] acordáis de cómo comunicar según el estilo de cada niño? Lo conté aquí . Adaptando al estilo y con esas breves preguntas de arriba, se puede averiguar […]
[…] m’ha fet pensar en l’article de la Noelia López-Cheda: Escuchar de verdad…(y a los niños de colores). Inspirat en el llibre de la Clara Peñalver sobre els nens de colors, on explica com la […]